Sobre la juventud mexicana

Al parecer somos el producto de años de experimentación para la división de la juventud a partir de las tendencias de la moda y los prejuicios impuestos por los medios de comunicación.


¿Por qué no caminamos unidos por el mejoramiento social? Los oligarcas temen la unión juvenil porque seríamos, prácticamente, imparables. Ya se vio en el 68 que gracias a la unidad de los jóvenes hicieron que el gobierno se despojara de la máscara de justo e incorruptible y violara la ley para parar lo que se estaba generando en un movimiento que, de haber seguido, hubiera unido al pueblo y acabado con la explotación y la corrupción.

Nos hemos concentrado en ser mejores consumidores que otros de los productos que nos hacen “identificarnos” con las “sectas urbanas” que, se supone, son contestatarios; pero que al analizar y conversar con jóvenes que pertenecen a estas “subculturas”, en realidad son apolíticos y no alzan el puño para exigir los derechos, hasta que son atacadas sus libertades elementales; es asesinado algún ser querido. Pero no saben lo que hay que hacer y no se hace justicia. La lucha no puede ser siempre espontánea, se tiene que estar organizado y con planes concretos a corto y largo plazo para hacerle frente.

No podemos ser indiferentes a las decisiones que se están tomando en la cúpula política, ya que a la larga nos perjudicará de forma directa, no podemos ignorar la privatización de las pensiones de ISSSTE, ni las reformas estructurales, ni la Alianza por la Calidad de la Educación, ni la desaparición de las Normales Rurales (en donde se genera gran parte de la conciencia), ni la reforma a los Colegios de Ciencias y Humanidades que se esta construyendo, ni la militarización, entre otras cosas.

Nos parece que los acontecimientos pasan lejos de los nuestros y nunca nos va a tocar, hasta que es demasiado tarde, ya está ahí el familiar asesinado, desaparecido, en el mejor de los casos, desempleado.

La crisis de la sociedad actual nos obliga a cambiar nuestras costumbres y voltear hacia los que van contracorriente, apoyarlos, sumarnos a su lucha y crear una sociedad verdaderamente equitativa, donde quepamos todos.

Por: Moisés Díaz.

madiazba_05@hotmail.com